6. Pues todo lo fui a recoger, yo cantor; así pongo flores en la cabeza de los príncipes, así los atavío, sólo con ellas lleno sus manos. Luego entono un bello canto, con el que son exaltados los señores, delante del Dueño del cerca y del junto. ¿Pero aquel cuyo merecimiento es nada, dónde ha de tomar, dónde ha de ver las fragantes flores? ¿Acaso conmigo se acercará a Xochitlalpan, a Tonacatlalpan? Aquellos cuyo merecimiento es nada,xviii los que sufren, los que echan a perder las cosas en la tierra. En verdad sólo el Dueño del cerca y del junto hace que alguien merezcaxix las flores aquí en la tierra. Por esto llora mi corazón, recuerdo que he ido allá a contemplar Xochitlalpan, yo cantor. ±