Yn quenin huel cenca teyyçahui ynic otetextiac, ynic otzàtzayan. Yn itlaçomahuiznacayotzin yn ocaca mopallehuac, yn ocaca paliuh, yz ça eztli mootquiticatca. Yn itlaçotlactzin yn huel oxìxipehualoc; yn huel otetzotzonaloc ca nel yn itlaçotzontecontzin, yn itlaçoxayacatzin. Ca ye quittaya yn quenin no moch eztitlan ¿Ac ticatca, yhuan yn nohuian ohuahuaçomaloc, yhuiztica onànalquiz? Tla xihualhuian ¡notlaçopilhuane christianosmee! ynic anquimahuiçozque ynin cenca teyyçahui, temàuhti tixpan tlalilo, titilo. Yn iuh ochihualoc, yn iuh ohualquiz yni ylhuicapepetlaquilotzin, yni ylhuicatonameyotzin, yn teotl Dios tetàzin yhuan yn itezcatzin yn oncan mottatzinoaya, yn oncan quimottiliaya yn iteoqualnezcamahuizçotzin.
Cuán grande es el espanto que da pues estaba hecho pedazos, porque estaba hendido. Su precioso y honrado cuerpo se había teñido, se había coloreado. Se había cubierto completamente de sangre. Su precioso tronco fue desollado; verdaderamente, su cabeza, su rostro fueron fuertemente golpeados. Miraba cómo está ya todo entre la sangre. ¿Quién habías sido; por todas partes fue rasguñado [y] traspasado con las espinas? Vengan ¡Oh! mis amados hijos cristianos! para que se asombren de este gran espanto, [de este] horror [que] frente a nosotros se dispone, se conviene. Así se hizo, así salió el resplandor del cielo, el brillo del sol celeste, de Dios padre y su venerado espejo en el que se miraba allá, en donde se veía la admirable señal de la ira divina. @+La ira de Dios, según el Deuteronomio 4:24 no es irracional, existe siempre una razón para que algo la provoque. En Romanos 1, 18 advierte que es provocada por el pecado y el mal. “Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre toda la impiedad e injusticia de los hombres, de los que en su injusticia aprisionan la verdad con la injusticia”. Sagrada Biblia, p.1344.-@